Me estoy haciendo famoso!!! (cholulo DIXIT)

Y esto sigue muy bien. La salud de los Flashes Barderos está cada vez mejor. Ayer superamos por 4° día consecutivo los 200 posteos, y esto es todo un record, sobre todo porque si contamos, creo que lo hacemos entre 10 o 12 participantes.

Les cuento algo que me pasó ayer. Me llamó un periodista de La Nación para hacerme una nota respecto a la participación en los blogs del diario. Estuvimos hablando casi media hora sobre esta alucinante experiencia, difícil de entender para aquellos que no participan.

Y durante la nota repasé mi experiencia personal én los FD y los FS. Y la verdad es que cada vez que lo cuento me parece estar reviviendo una serie de sensaciones inexplicables. Bueno, si me entero cuándo y dónde sale la nota, les aviso.

Les dejo las fotos acá abajo, y la segunda entrega de "Los cuentos del Vale".

A continuación, la versión del Dr.

Esto me acaba de ocurrir hace apenas unos días. Soy médico, tengo 34 años y trabajo en la ciudad. El suceso fue el siguiente:

Había sido un día muy duro, no paraba de llegarme gente. Sin embargo, por fin era de noche: sólo me quedaba una hora para salir. Pasado un rato, y al no tener pacientes, le dije a mi enfermera que se podía marchar, lo cual aceptó de buen grado.

Diez minutos después, apareció una nueva paciente: una chica de alrededor de 30 años, según comprobé en su tarjeta. Se llamaba Vale, y me llamó la atención muchísimo: era la mujer más bella que había visto nunca. Su cabellera rubia me entusiasmaba; los pechos se le marcaban estupendamente en su top de color blanco; y el pantalón que llevaba me dejó ver su espectacular culo. Por inercia, la cosa se me empezó a levantar, sobre todo cuando me dio la espalda para cerrar la puerta, permitiéndome observar su grandioso trasero.

Al parecer tenía síntomas de bronquitis, así que le dije que la iba a auscultar. Al quitarse el top, me extasié contemplando sus formados senos, ocultos bajo un sostén blanco casi transparente. Tanto, que hasta podía vislumbrar sus pezones a través de la fina tela. Me extrañó que se pusiera una lencería tan tremendamente erótica para venir al médico, pero no le di mayor importancia.

Le mandé sentarse en la camilla, y la empecé a auscultar. Todo iba bien, no encontraba ningún síntoma de bronquitis. Le dije que respirase más fuerte, y lo que ocurrió a continuación me puso al palo...

Vale comenzó a suspirar y yo, como si no pasase nada, seguí auscultándola. A veces soltaba pequeños gemidos, y yo ya no podía disimular mi tremendo empalme.

De repente, tosió un poco y, al llevarse la mano a la boca, me rozó con disimulo el paquete. Di un pequeño saltito y paré de auscultarla, pensando. Ella me miró con sus preciosos ojos y me dijo:

- ¡Oh, lo siento mucho! ¡A lo mejor es que le molesta el corpiño! – se llevó las manos atrás – Casi mejor que me lo desabroche, ¿no cree?

Asentí con un sí balbuceante y se quitó el cierre, juntando levemente los brazos para que no se le cayese su bonito sostén. Al tener la espalda completamente desnuda, seguí auscultándola, pero seguía sin encontrarle nada. Se lo comuniqué y le dije que podía irse. Se vistió lentamente, haciéndome sufrir, y me habló otra vez:

- ¡Muchas gracias, doctor! ¡He pasado un rato muy agradable! – sonreí como pude – ¿No me regala un palito de esos para la boca?

Se lo di sin ninguna objeción, y se lo colocó entre sus húmedos labios. Lo empezó a chupar y, sonriéndome con su linda cara, me susurró:

- Hasta pronto, doctor...

Dicho esto, abrió la puerta y se fue. Yo me desplomé en mi silla, acalorado. “¡Menuda zorrita, qué caliente me puso!” Seguí pensando: “¡Y qué buena está!”