Paso 3 - Grecia

Diego había decidido cuidar a los jugadores que estaban cansados, lesionados o amonestados. Y por eso, la selección salió a la cancha con 7 jugadores de los que no son habitualmente titulares, considerando la "formación titular" a la que enfrentó el primer partido, con Nigeria.

Esta decisión seguramente tomó en consideración los triunfos obtenidos en los primeros dos partidos y la categoría del rival de turno. Y a juzgar por el resultado, una vez más, Diego no se equivocó.

Argentina dominó el juego de principio a fin. Siempre se jugó al ritmo que impuso el equipo nacional, ante un rival que sólo intentó impedir y nunca agradir. Grecia dejó manifiestas sus limitaciones al sacar del medio al inicio del partido: pelota atrás para un volante, que la tiró más atrás para un defenso, que se la dió al arquero, que metió un largo pelotazo para ver si su único delantero la podía agarrar. Y a eso mismo apostó durante todo el partido.

Argentina en cambio decidió manejar la pelota por abajo, tratando de asociarse en el juego y llegar al área rival con mucha gente. La falta de partidos de este improvisado conjunto de Maradona, sumado a la pegajosa marca personal sobre Messi y la impresición de algunos intérpretes a la hora de poner un pase profundo, eran las únicas excusas para que la paridad se mantuviera en el marcador. Y la excelente (otra vez), actuación del arquero rival, el famoso griego Zorva (sí, ya sé que es Tzorvas).

Ni siquiera los cambios en el resultado del partido de los otros integrantes de la zona, que dejaban afuera a Grecia, hicieron que los Helénicos cambiaran el libreto amarrete. En cambio Argentina quería ir por más y no se conformaba con el empate. Por eso, Diego metió a Di María primero y a Pastore después, para darle mayor profundidad y presición. Y las oportunidades empezaron a caer en racimos. Hasta que Demichelis, redimiéndose del error que le costó a Argentina su único gol en contra en esta serie, empujó dos veces la pelota al gol (la primera salvada por Milito).

Y ya con el resultado puesto (era imposible que Grecia diera vuelta este partido), entró Harry Potter, el mago, el tocado por la varita, el elegido: el gran Martín Palermo. Y como todos sabíamos ni bien pisó la cancha, hizo el trabajo para el que lo trajeron: luego de que Messi intentara de todas la formas posibles y la suerte, el arquero o el palo le negaran su gol, él estuvo ahí para mandarla al fondo de la red y cerrar otro capítulo de su increíble historia personal y batir otro record: ser el jugador más viejo en debutar en mundiales y convertir un gol.

Terminó la fase grupos. Argentina tuvo puntaje ideal y, poco a poco, va siendo el equipo que todos queremos y en el que pocos confiábamos antes del Mundial que iba a aparecer. Y Diego y "su" equipo nos demuestran que son tan técnicos como cualquiera y mucho más motivadores que nadie.

Ahora se vendrá México y confiamos en que la magia de esta selección seguirá apareciendo.