Cambiar para que nada cambie

Vuelve el fútbol local a la Argentina. Los equipos finalizan sus pretemporadas y terminan de definir en esta semana sus incorporaciones y bajas. Para grandes y chicos renace la ilusión de consagrarse. Los primeros intentarán estar a la altura de las espectatvas que sus nombres propios generan, y los otros tratarán de sorprender al pueblo futbolístico, como lo han hecho Banfield y Argentinos Juniors en los últimos campeonatos.

La pregunta es si, más allá de los esfuerzos individuales de cada uno de los clubes por transformarse en un equipo competitivo, la estructura del Fútbol Argentino, desde su entidad madre y rectora, está preparada para ser competitiva.

El último mundial nos dejó un quinto puesto. Si se analiza sólo el resultado, podemos decir que no es lo deseado, pero no es un fracaso tampoco. Pero el resultado no es todo. La pregunta es hacia donde vamos. La no renovación del contrato de Diego Maradona para dirigir los destinos de la Selección, la mayor participación en la toma de decisiones de Carlos Salvador Bilardo, y el comportamiento con códigos mafiosos de la cúpula de la AFA, dejando las decisiones importantes en manos del padrino Don Julio, preocupan.

No se ve un plan. No se ve un proyecto. Y se viven las consecuencias de ello desde hace más de dos décadas.

¿Hacia dónde va la Selección? No se sabe. Tal vez la designación del nuevo técnico podría marcar un rumbo, una tendencia. Pero creo que mientras se siga eligiendo como se elige, a dedo, como un parche sobre una cámara una y otra vez rota y reparada, esto no tendrá solución. Podrán encontrarse resultados. Y entonces se taparán las consecuencias de este manejo. Pero en el fondo, sea quien sea el elegido para Técnico de la Selección, el rumbo será siempre el mismo: adonde le convenga al padrino para seguir siendo el padrino. Cambiar para que nada cambie.

Vuelve el fútbol local. Pan y circo. Y aguante Boca, carajo...