Manuelita

Allá por el año 2008 yo escribía en mi blog algo así como la historia no oficial de "Manuelita".Hoy (con algunas modificaciones) la comparto con ustedes y con esto concluyo mi etapa de suplente.

Manuelita vivía en Pehuajó, pero un día se marchó, nunca supo bien porque, a Paris ella se fue, un poquito caminando y otro poquitito a pie.

La típica historia de la chica de pueblo que quiere triunfar en la gran ciudad. O sea llegan, se alquilan un departamentito, descontrol, vida libidinosa, mucha noche, fiestas, (todo bajo la excusa de: me vine a Paris o la Capital a hacer un master en origami, ponele) hasta que consiguen un “hombre mayor” que las mantengan o bien optan por hacerse vedette e ir a trabajar con Gerardo.

Manuelita una vez se enamoró de un tortugo que pasó. Dijo: ¿Qué podré yo hacer? Vieja no me va a querer. En Europa y con paciencia me podrán embellecer

Siempre pero siempre hay un amor imposible, o sea un tipo que no nos da ni 5 de pelota (esto le pasa a las tortugas, ballenas, medusas, sheguas y a las mujeres, claro) Por lo general suelen ser todo lo contrario a nosotras, y casi siempre es medio asquerosito, vive ocupado, ni nos mira, nos corta la cara cuando lo llamamos, o solo quiere sexo o tiene otra.

Y nosotras que hacemos… QUE HACEMOS?????!!!!!!.

Nos vamos al gym y nos anotamos en spinning, salsa, localizada y en pilates, empezamos la dieta del repollo colorado y nos compramos esas cremas de baba de osos hormiguero para borrar las arrugas o consultamos a ver cuánto nos sale una operación de gomas!.

En la tintorería de París la pintaron con barniz. La plancharon en francés del derecho y del revés. Le pusieron peluquita y botitas en los pies.

Tantos años tardó en cruzar el mar que allí se volvió a arrugar y por eso regresó vieja como se marchó a buscar a su tortugo que la espera en Pehuajó.

Y al final la gran verdad!!! (Esa que sabemos casi todas las mujeres y por eso no nos vamos a Paris, no porque no nos de el cuero, ojo!) La verdad es que: si logramos conquistarlo, dejamos de lado las cremas, el gym y nos ponemos la joguineta, como mucho vamos a la pelu y cambiamos el look.

En el peor de los casos el tortugo ese se va con otra más joven y bonita (o con más plata para recauchutarse) y nosotras lloramos a mares tendidos, nos compramos un kilo de helado y nos miramos esas películas románticas con finales felices y mientras agotamos las cajas de pañuelos descartables, decimos entre mocos: "porrrrrrrrrrrrqué a mi nunnnnnnca me pasan esas cosasssssssss"?

Y si nos vemos perdidas, sacamos la agenda y buscamos  a ese tortugón que estaba olvidado… porque la realidad es que siempre, hay un tortugo que nos está esperando (el mío está invernando en algún lugar de este mundo, por eso no lo encuentro, no porque yo sea verrrrde o porque los dinosaurios me vienen meando hace rato, más precisamente desde que nací!).

En fin, mujer argentina, comed, bebed, tened buena vida y se feliz o buscate un tortugo con plata (de ser posible con amigos solteros en las mismas condiciones así me lo presentan!)