Aquellas pequeñas difíciles decisiones

Siento la necesidad de compartir este recuerdo, que me carcome en lo más profundo de mi ser, que me impide seguir adelante. Encontrábame en un retiro espiritual. En la parte más emocionante del retiro, hicimos una dinámica en la que se nos decían frases del tipo “Soy egoísta”, “Soy impulsivo”, etc. Cada vez que nos sentíamos identificados con la frase teníamos que doblar un papel (nuestra esencia) por la mitad. La cuestión es que en un momento dado se leyó una frase que me desarmó por completo. Una frase que me dejó en una encrucijada, que planteó una paradoja.

Al principio, quizás llevado por la emoción del momento, cuando escuché la frase “Soy indeciso” empecé a doblar el papel sin dudarlo siquiera. Definitivamente soy indeciso. Pero cuando tenía el papel a medio doblar pensé: “¿Realmente soy indeciso? En realidad no soy tan indeciso, o por lo menos últimamente”, y empecé a desdoblarlo. Pero luego me di cuenta de lo que estaba haciendo y me dije que realmente era una muestra de lo indeciso que era... y empecé a doblarlo. ¿Se dan cuenta? Al elegir tan velozmente el SÍ, me contradije a mí mismo, y al comenzar a dudar de cambiarme al NO, me convertí en un indeciso. Quien hubiera elegido, sin dudar, el NO, no habría tenido problema alguno, pero lo mío, con cada segundo de indecisión que pasaba, se inclinaba más y más hacia el SÍ, y mi voluntad tiraba para el otro lado.

Así fue como me perdí las siguientes 3 o 4 frases, monologando cual Smeagol, intentando decidir.
Al final el papel quedó a medio doblar. Ahora bien, cuando dijeron “Soy un pelotudo”, doblé el papel sin dudarlo.

Este post es parte del blog: Vivir olgado - http://vivirolgado.blogspot.com/