El final es el comienzo

Este fin de semana tuvimos la primera de una serie de "Fiestas de Egresados", que se organizaron con motivo de la finalización de la escuela primaria de mi hijo menor. Digo una serie porque el colegio, los padres y los propios alumnos hemos organizado fiestas de fin de año para los chicos.

 

Paralelamente, Martín rindió el sábado el último de los 10 exámenes del curso de ingreso al Colegio Nacional Carlos Pellegrini y, a juzgar por los resultados obtenidos en los 9 anteriores, todo parece indicar que ingresará.

 

Más allá del orgullo que implica como padres el hecho de ver cómo tus hijos van superando las etapas y creciendo, para nosotros también marca el final de un etapa. Se nos terminaron "los hijos chicos". Ya no tenemos que cuidar de "los pollitos". Ahora, como dice el refrán, mientras más grandes son, más grandes son los problemas... Aunque la verdad es que no nos podemos quejar. Por suerte, o no tanto, nos salieron bastante bien. Digo que no por suerte, ya que creo que la educación es lo que los lleva a ser como son. Para bien o para mal. Pero me estoy yendo de tema.

 

La cosa es que A NOSOTROS se nos terminó una etapa. La de cuidar de los chicos chicos. Pasamos a ser padres de adolescentes. Los dos en la secundaria. Y, aunque parezca mentira, tendremos que adaptarnos a esta nueva vida. Los chicos ya son lo suficientemente grandes y responsables como para no tener que perseguirlos para que cumplan con sus obligaciones. Ya pueden tomar decisiones y hacerse cargo del resultado de sus acciones. Obviamente que seguimos siendo padres responsables y seguiremos educando e intentando dar el ejemplo. Pero la cosa es distinta. Uno ya mira de costado, medio como disimulando, dejando que ellos avancen y hagan su experiencia, pero simpre listos para "pegar el volantazo" si hace falta.

 

Y entonces no quedará más tiempo para "nosotros". Con todo lo que eso implica. Tenemos que aprender a poder disfrutar de este nuevo viejo espacio recuperado para ese "nosotros" que estuvo tanto tiempo relegado por el "ellos". Ojo. No digo que no hubo un nosotros estos años. Sólo digo que ese espacio cambia y que tendremos que readaptarnos.

 

La pucha. Nos vamos poniendo viejos, como diría Pablo de Milán.