Manejo de ira.

Cuando tenemos un mal día, a veces sentimos la necesidad de descargar la ira contra alguien. Cuando esto suceda, la idea es no descargarla contra una persona conocida, sino contra un desconocido que sea merecedor de semejante descarga.

Días pasados tomé mi agenda telefónica, busqué un número de teléfono y lo marqué. Me atendió un hombre:

-Hola.
-Hola, ¿podría hablar con Ariel?

Como única respuesta recibí un insulto del tipo:

-Sos un forro...hijo de puta...¡a ver si ponés bien los deditos, la concha de tu hermana!, cortando la comunicación de un tubazo.

Yo no podía creer tanta violencia por una pavada. Revisando el número telefónico agendado noté que había cometido el error de invertir los dos últimos números.
Decidí volver a llamar al maleducado. Cuando éste me atendió, simplemente le dije:

-Sos un pelotudo de mierda, y corté.

Anoté su número de teléfono en mi agenda bajo la “p” de pelotudo y me sentí mejor. Cada tanto, cuando paso un mal día o estoy de mal humor, busco mi agenda, marco el número del maleducado y simplemente le digo:

-Sos un pelotudo de mierda. esto siempre me ayuda a mejorar mi estado de ánimo.

Cuando empezaron a aparecer los identificadores de llamada pensé que esta sana costumbre debería llegar a su fin. Pero antes llamé al maleducado y le pregunté:

-Hola, habla Carlos González de Telecom ¿cuenta usted con el servicio de identificador de llamadas?

El tipo gritó:

-¡NO!, y cortó violentamente.

Tranquilo volví a marcar su número de teléfono, y al atenderme le dije simplemente:

-¡No tenés identificador de llamadas porque sos un pelotudo de mierda!, y corté.

Otro día, esperando a que un auto salga de su estacionamiento para ocupar su lugar, un tipo en un BMW negro se me adelantó y se metió de prepo en el espacio que tan pacientemente había esperado. Toqué la bocina y grité, pero el hijo de puta me ignoró olímpicamente.
En medio de la bronca vi que sobre su luneta trasera había un cartelito que decía “Se vende BMW, modelo 2002...etc.” y un número de teléfono del dueño. Saqué mi agenda y me anoté el teléfono del tipo, bajo la “p” de pelotudo Nro 2 y me fui a mi casa.
Días después, apenas corté mi habitual llamado al pelotudo 1, decidí llamar también al pelotudo Nro 2, tan merecedor de mi llamado. Le pregunté:

-¿Usted es el dueño del BMW negro modelo 2002?”
-Si, soy yo”
-¿Puede informarme dónde se puede ver el auto?
-Puede pasar a verlo en Malabia 1925, es una casa con un portón verde. El auto está estacionado en la cochera.
-¿Su nombre cuál es?
-Me llamo Agustín Silva
-¿Y cuándo se puede pasar a ver, Agustín? pregunté confianzudo
-Mañana después de las 18.30 hs.
-Agustín, le dije, ¿puedo decirte algo?
-Por supuesto, acotó Agustín.
-Agustín..sos un pelotudo de mierda, y corté .

Ahora, cada vez que tenía un problema, tenía dos pelotudos para llamar.

Pero al día siguiente se me ocurrió una idea. Llamé al pelotudo Nro 1.

-Sos un pelotudo de mierda, le dije, pero esta vez no corté.
-¿Estás ahí todavía, hijo de puta?, preguntó embravecido.
-Si

El tipo empezó a gritarme de todo amenazador, mientras yo me reía a carcajadas, hasta que me preguntó:

-¿Quién sos, hijo de mil putas?
-Mi nombre es Agustín Silva, le espeté, y vivo en Malabia 1925, en una casa con portón verde y no te tengo miedo, cagón.
-Voy para allá, gritó el pelotudo Nro 1, y mejor que empieces a rezar, porque te voy a desfigurar.

Yo seguía riéndome y le decía repetidamente:

-Mirá cómo tiemblo, pelotudo de mierda, y corté.

Inmediatamente llamé al pelotudo Nro 2. Me atendió diciendo:

-Hola.
-Hola, pelotudo de mierda, le respondí burlón

El tipo gritaba

-Te juro que si te encuentro te destrozo.
-¡Qué vas a hacer vos! ¡Pelotudo!, le retruqué.

El tipo gritaba cada vez más sacado

-¡Te voy a hacer meter la lengua en el orto!
-Vas a tener la oportunidad de demostrarlo, ya voy para tu casa, y corté.

Acto seguido llamé al 911 y avisé que estaba yendo a la calle Malabia 1925 para asesinar a mi amante gay. Después llamé a Crónica TV y les conté que en Malabia 1925 se estaban por encontrar unas bandas urbanas para pelearse a muerte.
De inmediato subí a mi auto y fui curioso a Malabia 1925. Llegué justo a tiempo para ver a dos pelotudos de mierda sacándose los ojos a puñetazos, rodeados de tres patrulleros y un móvil de exteriores de Crónica TV.

Ahora me siento mucho mejor.